Son herramientas que sirven como llamado de atención sobre la necesidad de consultar al médico y como guía en la atención primaria.
Hombre, 65 años, fumador, sin diabetes, con valores de colesterol de 280 mg/dl y presión sistólica de 170 mmHg (es decir, 17 de «la alta»). Una vez cargados los datos, la calculadora arroja un riesgo cardiovascular a 10 años (la posibilidad de sufrir un infarto, un ACV o muerte) de 31%. Un nivel categorizado como crítico.
La herramienta que permite realizar ese cálculo, que puede servir como un llamado de atención para que personas de 40 a 74 años con factores de riesgo tomen medidas para modificarlos y que ayuda a estratificar pacientes y orientar la estrategia clínica en el ámbito sanitario, forma parte del proyecto HEARTS de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
«La calculadora nos propone una alternativa: qué pasaría si controláramos estos factores de riesgo. En este caso, por ejemplo, si el paciente dejara de fumar, tomara probablemente una estatina para bajar el colesterol (ubicándolo en 180 mg/dl) y bajáramos la presión sistólica a 130, nos llevaría a un riesgo cardiovascular del 11%, 20 puntos de reducción absoluta modificando factores de riesgo relativamente sencillos», explicó durante la presentación de la nueva Calculadora de Riesgo Cardiovascular el profesor doctor Carlos Tajer, jefe de Cardiología del Hospital El Cruce, en Florencio Varela.
«Desde el punto de vista conceptual, es importante entender que, si enfocáramos la corrección de riesgo en 100 personas similares, reduciríamos 20 eventos cardiovasculares (infarto de miocardio, ACV y muerte cardiovascular)», añadió.
Tajer lideró la actualización de la herramienta presentada en junio. El proyecto adaptó la información contenida en las tablas de estimación del riesgo que en 2019 publicó la Organización Mundial de la Salud (OMS) para 21 regiones del mundo (América quedó dividida en 6) a dos tipos de calculadoras: una que requiere conocer el valor de colesterol en sangre y otra alternativa ante su desconocimiento.
«Cuando no tenemos el valor de colesterol, la calculadora utiliza el peso y la altura», apuntó el ex presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología.
Y ejemplificó con el caso de una mujer de 65 años, fumadora, con presión arterial sistólica elevada (155 mmHg), con una altura de 1,65 metros y 90 kilos de peso, lo que da un índice de masa corporal (IMC) de 33 kg/m2. ¿El resultado? Un riesgo del 18% de sufrir un evento cardiovascular en los próximos 10 años, considerado alto.
Como en el caso anterior, la calculadora ofrece la posibilidad de ver cómo ese riesgo se reduce si se modifican los factores que favorecen su incremento. Si dejara de fumar, bajara de peso (de 90 kilos a 75) y su presión alta fuera de 130 mmHg, el riesgo se ubicaría en 7%, que se considera moderado.
Calcular el riesgo individual
El primer paso para usar la aplicación -que está disponible para navegadores o para descargar en iOS o Android- es seleccionar el país, dado que hay calculadoras diferente para las seis regiones de América. Luego, si se dispone o no de los datos de colesterol en sangre. La aplicación también permite calcular el IMC y el filtrado glomerular (una medida de la función renal).
Además del porcentaje, la calculadora clasifica el riesgo en cinco categorías y colores: bajo (verde, menos de 5%), moderado (amarillo, 5% a 10%), alto (naranja, 10% a 20%), muy alto (rojo, 20% a 30%), crítico (negro, igual o más de 30%).
No reemplaza la consulta
«Bajo ningún concepto esta calculadora está pensada como un reemplazo a la consulta médica o al juicio clínico», subrayan desde la OPS. Y añaden que «su difusión ayudará a los médicos a calcular en forma rápida el riesgo cardiovascular, a dialogar con los pacientes para analizar en qué medida el riesgo puede ser modificado».
«Asimismo, intenta ayudar a personas inquietas por su salud, facilitando que puedan estimar la necesidad de una consulta médica cuando su riesgo no es bajo. Las recomendaciones de tratamientos están orientadas a los profesionales de la salud y no constituyen una guía a la automedicación que puede resultar peligrosa», advierten.
Para Tajer, se trata de «una herramienta muy válida de aplicación en atención primaria de la salud» y que colaborará con el objetivo del proyecto HEARTS en las Américas, que se propone bajar un 25% la mortalidad cardiovascular para el año 2025 en la región.
HEARTS es una iniciativa liderada por la OMS orientada al fortalecimiento de los sistemas de salud basada en la atención primaria con el objetivo de la prevención y control de las enfermedades no transmisibles, en particular la enfermedad cardiovascular.
La edad del corazón
¿Es su corazón más viejo que usted? La pregunta interpela desde el inicio a los lectores de un artículo del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, que sigue con un diagnóstico que aplica a una gran cantidad de personas: «Usted tiene 53 años, pero su corazón tiene 75 porque fuma y no tiene la presión arterial alta bajo control».
Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Staffordshire, en el Reino Unido, las personas que conocen y comprenden la «edad de su corazón» tienen más probabilidades de realizar cambios saludables en su estilo de vida.
El informe del Centro de Salud y Desarrollo (CHAD) de esa institución, en colaboración con Salud Pública de Inglaterra (Public Health England) destaca el impacto de la prueba Heart Age (HAT, por sus siglas en inglés), una aplicación en línea que permite a los usuarios comparar la edad de su corazón con su edad real.
La herramienta tiene como objetivo proporcionar señales de alerta temprana de riesgo de enfermedad cardiovascular, alentando a las personas a bajar su edad cardíaca a través de la alimentación saludable y la práctica de ejercicio y a aceptar la oferta de un chequeo de salud. Al igual que la calculadora de la OPS, permite estimar cuántos años se pueden reducir haciendo cambios en el estilo de vida.
La evaluación de los datos de los usuarios encontró que la prueba se completó casi 5 millones de veces entre febrero de 2015 y junio de 2020.
Una encuesta en línea respondida por más 800 usuarios y una submuestra de entrevistas de seguimiento encontró que los participantes tenían una fuerte respuesta emocional a la edad estimada de su corazón.
«Una semana después de completar la prueba, nos sorprendió que muchos ya habían realizado cambios en su estilo de vida. Tener una edad cardíaca estimada facilita que las personas comprendan su riesgo de enfermedad cardiovascular y descubran más sobre la salud de su corazón, lo que podría salvar vidas», afirmó en un comunicado de prensa la doctora Victoria Riley, quien dirigió el estudio.
Y concluyó que «las muertes por ataque cardíaco o accidente cerebrovascular a menudo se pueden prevenir, por lo que abordar los problemas de salud de manera temprana es increíblemente importante».
Rejuvenecer el corazón
Según los CDC -que apoyan la iniciativa HEARTS-, los factores modificables o controlables más comunes por los que el corazón puede tener una edad biológica mayor que la cronológica son la presión arterial alta, el colesterol alto, el tabaquismo, la obesidad, una alimentación no saludable, la falta de actividad física y la diabetes.
Para modificar cada uno de esos factores de riesgo y tener un corazón más joven, aconsejan:
- Presión arterial alta: póngase la meta de controlarla.
- Colesterol alto: trabaje con su médico en un plan de tratamiento para controlar su colesterol.
- Diabetes: trabaje con su médico en un plan de tratamiento para controlar su diabetes.
- Consumo de tabaco: si no fuma, no empiece. Si fuma, busque ayuda para dejar de hacerlo. Evite el humo de segunda mano.
- Alimentación no saludable: coma alimentos saludables, bajos en sodio y grasas trans, y muchas frutas y verduras frescas.
- Falta de actividad física: haga 150 minutos a la semana de ejercicio de moderada intensidad como una caminata rápida.
- Obesidad: mantenga un peso saludable.
Fuente: Clarin